
Tal vez uno de los sectores económicos donde el naming de los productos tiene mayor repercusión por su notoriedad es en el de la automoción. Del 4 al 19 de octubre está celebrándose el Salón de l’Automobile de París, una de las citas más importantes del mundo del motor.
Junto a los nombres de modelos históricos o plenamente consolidados en el mercado, en este salón encontramos nuevas denominaciones que en su conjunto constituyen un resumen de las diferentes tipologías de nombres. Según su semántica: descriptivos (Dacia Sandero Black Touch), asociativos (VW Golf Alltrack, Citroën C1 Urban Ride, Seat León X-Perience), evocativos (Jeep Renegade, Nissan Pulsar, Aston Martin Vantage), abstractos (Renault Eolab), de origen toponímico (Aston Martin Lagonda) o patronímico (Citroën DS3 Ines de la Fressange, Opel Karl). O según su morfología: simples, compuestos, numéricos, alfanuméricos.
Mención aparte merecen los nombres de los prototipos o concept cars, nomenclaturas de laboratorio que podríamos calificar de efímeras porque a menudo su denominación no será la que finalmente designe el coche que se producirá en serie. Cuando se trata de prototipos, muchas marcas añaden el descriptor concept al nombre del modelo (BMW x5 eDrive Concept, Mitsubishi Outlander Concept-S, Honda Civic Type R Concept II, Audi TT Sportback Concept); otras veces los bautizan con nombres que denotan claramente que se trata de automóviles conceptuales (Ssang Young XIV, Lamborghini Asterion LPI 910-4); algunas, en cambio, apuestan por denominaciones más sugerentes (Citroën DS Divine, Citroën Airflow, Peugeot Exalt, Peugeot Quartz).
En definitiva, en este escaparate único donde admirar las últimas realizaciones de las grandes marcas, muchos visitantes pueden descubrir nombres de nuevos modelos y empezar a utilizarlos, pronunciarlos, recordarlos o, al menos, intentarlo (Bugatti Veyron 16.4 Grand Sport Vitesse «Ettore Bugatti»).
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